Kubrick vs King

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En la magnífica exposición “Kubrick” del CCCB de Barcelona se podía disfrutar (entre otras muchas joyas) de un ejemplar de “El resplandor” de Stephen King, garabateado por Stanley Kubrick quien hizo su (peculiar) adaptación cinematográfica en 1980. A Stanley Kubrick no le convencían muchos aspectos de la novela y Stephen King odiaba (literalmente lo dijo) la adaptación de Kubrick.

Y, no obstante, ambas son obras maestras.

Todos esos que dicen “estaba mejor el libro” o “es mejor la película” deberían entender que un libro y una película solo comparten una cosa: contar una historia. De la misma manera que cuentan una historia una canción, o un cuadro, un poema o incluso un plato de comida y no los comparamos. Una buena historia es el hecho diferencial que separa el arte del mero relato. Pero una película y una novela son vehículos completamente diferentes.

Adoro “El resplandor” de Stephen King porque la recuerdo como la primera novela con la que sentí lo que era el auténtico terror, algo que, como la risa, es tan imposible de conseguir en una estructura novelística. Leyendo una novela podemos sonreír, podemos sentir una leve angustia o un escalofrío. Pero hablo de los sentimientos primigenios del terror o la risa. Conseguir eso es casi imposible. Terror solo lo he conseguido leyendo “El resplandor” y auténtica risa prácticamente nunca, quizás con algún pasaje de alguna novela de Tom Sharpe o Christopher Moore. Por eso adoro “El resplandor”, porque King consiguió la gasolina necesaria para encender el motor del miedo.

Por otro lado, adoro la adaptación cinematográfica de “El resplandor” de Stanley Kubrick. Una película absorbente, obsesiva y profundamente turbadora. No va a por el miedo (como hace King) sino que suma elementos desconcertantes para golpearnos con fuerza en momentos concretos. Ver “El resplandor” por vez primera es como si alguien te golpea en el estómago sin previo aviso. La película es visualmente impresionante, incorporando el escenario como el protagonista principal (a diferencia de la novela que carece del elemento visual para hacerlo). Kubrick era un genio y entendió que “El resplandor” era una película diferente de la novela porque narrativamente disponía de elementos diferentes al alcance de su mano.

La próxima vez que os pregunten si os gustó más el libro o la película, contestad que os gusta comer cangrejos de rio en los soleados días de primavera. Así contestareis con una tontería a otra pregunta tonta.

Curiosidad: las piezas que se muestran en la exposición Kubrick sobre «El resplandor» como son el jersey de Danny, el vestido de las gemelas, la foto final de la fiesta de fin de año de 1927, el laberinto Overlook, etc… no existen en la novela de Stephen King.

 

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